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ECONOMÍA DE COLORES: DEL CIELO NO CAEN LOS COLORES

Si pensáramos más allá de la necesidad de tener un tema de conversación actual, podríamos sin duda conocer para opinar

Afanados por permanecer actualizados leemos, escuchamos y terminamos convencidos de conceptos que nos venden a punta de impulso y de una urgencia infinita por convencer, por formar grupos, tribus, seguidores, aliados y alienados.

Si pensáramos más allá de la necesidad de tener un tema de conversación actual, podríamos sin duda conocer para opinar, y analizar tener una visión objetiva de los asuntos que nos tocan en el día a día.
En la economía estamos, y ni siquiera es por decisión propia, de manera mágica o invisible, como el propio Adam Smith lo plantease, hacemos parte de la economía una vez nacemos y refrendamos nuestras pertenencias cuando como seres sociales nos relacionamos. Este nacimiento en modo “economía” no proviene del cielo, ni es magia; tal cual son los colores que tampoco caen del cielo, pero que como humanos usamos para relacionarnos y diferenciar algo. A los colores acudimos en el caso de la economía que hoy lleva el muy de moda naranja.

El naranja ha sido elegido por el presidente para llamar a sus intentos económicos de pertenecer a un mundo más desarrollado y así ha usado el “naranja” para dar un paso de cara a la modernidad y usar un lenguaje que se considera universal por estar de moda, pero que no lo es porque realmente es un concepto más cercano al anillo de saturno que a los habitantes colombianos.

El naranja hoy en Colombia es el color rey de colores, es el color que tiñe promesas de futuro y que maquilla lo que no se hace bien hoy parece incluso un blanco que sale con todo y que es promocionado como si cayera realmente del bendito cielo.

Mucho cuidado hay que tener con aquello que es promovido y exaltado, pues normal, lleva altas dosis de expectativas que enredan nuestras decisiones. No es la panacea el color, realmente lo importante es que comprendas que, si haces parte del grupo de personas que trabaja de cara a la cultura de cara a lo que no se puede tocar, construyes conocimiento, entregas arte con tu producto y servicio; pues eres del naranja del presidente, sin embargo, no necesitarías en el resto del mundo ese apellido “naranja” para ser apreciado y bien remunerado.

Los colores que aun no pintan nuestra economía realmente no importan, lo verdaderamente importante es que no sea sorprendente para ti un color tan común como el naranja, resultante de un poco de rojo con más amarillo, según el resto no te esfuerces en hacer parte de algo, haz lo que sabes hacer y llévalo a donde sea valorado.

No te dejes distraer, no te dejes pintar.
Los colores no caen del cielo, las sonrisas sí.

Por: Marcia Arcila
Escrito en: Café pergamino c.c Oviedo.